La audición activa se define como la acción de escuchar, de estar atento. De ahí que la primera fase para toda audición musical es desarrollar la capacidad auditiva para poder percibir , asimilar, comprender y, en definitiva, gozar con la música.
Autores como Hemsy de Gainza, Ibuka o Suzuki afirman que el feto en alto nivel de gestación es capaz de captar sonidos del exterior. Opinan que una vez que el niño nace es conveniente seguir educando el oído para lograr un desarrollo adecuado a lo largo de su vida.
Otto Karoly, comenta en su libro ”Introducción ala música” :”que la educación musical comienza nueve meses antes del nacimiento del niño”.
Que un niño llegue a ser consciente de los sonidos que le rodean y posteriormente llegue a gozar con ellos, depende de las experiencias y de la preparación auditiva que el niño haya recibido antes de nacer y durante su desarrollo en el seno familiar, social y escolar. Por tanto podemos decir que escuchamos música según nuestras características personales y socio – culturales.
Sin olvidar que la música es expresión y comunicación, cuanto mayor sea el desarrollo auditivo de una persona, mejores serán sus habilidades comunicativas y receptivas, tanto musicales como extramusicales.Todo ello se consigue siempre que la audición se trabaje de forma activa, en la que el alumno/a vivencie y protagonice, de diversas maneras, cada una de las audiciones.
Hasta ahora la audición en el aula se consideraba meramente receptiva, pero con la incorporación de las nuevas pedagogías musicales se ha comprobado la importancia de la audición musical activa, entendiendo actividad no sólo como movimiento, sino también como actividad cognitiva y emocional. Solo de este modo podremos conseguir que la música escuchada se integre, de manera significativa, en la memoria de los niños/as.
Los maestros y maestras de música trabajamos siempre la audición, a través de todas las actividades: cuando cantamos, cuando realizamos interpretaciones instrumentales, cuando tocamos la flauta o el piano, cuando danzamos o nos expresamos a través del movimiento, y en la enseñanza del lenguaje musical. Toda experiencia musical tiene incorporada la audición. Por tanto, podemos afirmar que ésta es la columna vertebral de las actividades musicales. La percepción todos sabemos que es la base del conocimiento.
Cuando planteamos actividades sobre audición musical, no solo debemos trabajar el análisis formal de la obra: ritmo, melodía, instrumentos, textura, dinámica, forma, sino que debemos plantear la audición de tal modo que además de conocer los elementos que la configuran y su disposición en la obra, el alumno/a sea capaz de apreciar su belleza, y experimentar su escucha como algo placentero. Podemos aprovechar los procesos que conlleva la audición activa, para trabajar otros aspectos musicales como pueden ser: lenguaje musical, expresión vocal y canto, expresión corporal, acompañamiento instrumental, y relacionarla con otros lenguajes estéticos como la pintura, la escultura, la poesía, el cine y en general con el mundo de la imagen.
A continuación presentamos algunas de las actividades que podemos hacer en clase para trabajar la audición, siguiendo algunas sugerencias de Jordi Suarez Padilla (Revista Eufonía , junio 2004):
Expresión músico-corporal: Consiste en acompañar con movimientos y gestos corporales una audición. Algunas actividades pueden ser:
1. Movimiento libre: A partir de una obra musical los alumnos deberán realizar movimientos sin desplazamiento a medida que la escuchan. Una variante puede ser la de realizar los movimientos con desplazamiento libre por un espacio determinado.
2. Salta: Colocaremos en el suelo una serie de aros. Los alumnos de forma individual se colocarán al principio del recorrido y saltarán marcando el pulso, el ritmo o el acento de la música. Podemos colocar varios recorridos para simultanear varios movimientos: mientras unos marcan el pulso, otros marcarán el acento.
3. Dirige la música: A medida que suena la música, los alumnos deberán imaginar que son directores de orquesta y dirigen al resto de compañeros sin olvidar representar la dinámica (matices) y agógica (movimiento).
4. Danzas: A través de la cuales el alumno puede interiorizar la forma de una obra musical. (“EL LEÓN” C. Saint Saens).
5. Expresiones: Con todo el cuerpo, el niño deberá interpretar una obra musical representando: los distintos elementos que configuran la música y el sonido: ritmo, movimiento de la línea melódica, cadencias, textura, altura, intensidad, matices.
Narración musical: Consiste en inventar una historia sobre una música determinada. Proponemos como ejemplo: “LA DANZA MACABRA” de C. Saint Saens. Trataría la historia de amor de 2 esqueletos en el cementerio. El “CANON” de Pachelbel. Historia de un muchacho que perseguía el arcoiris.
Dramatización musical: Consiste en realizar una dramatización a partir de una obra musical. Como ejemplo proponemos las anteriormente mencionadas, además de: “EL MARCADO PERSA” de Ketelbei.
En esta representación dramática pueden:
- intervenir todos los alumnos con un diálogo establecido
- establecer un narrador que cuenta la historia a medida que los alumnos la representan
- hacer que unos alumnos representen y otros se encarguen de la música
- realizar un teatro de marionetas, sombras chinescas, etc.
Ilustración musical: Consiste en ilustrar con diferentes dibujos un fragmento musical.
1. La pintura musical: Dividimos la clase en varios grupos. A cada uno de ellos repartimos una cartulina grande. Dispondrán de varios lápices o témperas de distinto grosor y color. A medida que suena la música, los alumnos deberán ilustrar con sus colores:
- la intensidad de los sonidos: - si la música suena forte (colores oscuros)
- si la música suena piano (colores claros)
- si el sonido es agudo (trazo fino)
- si es grave (trazo más grueso)
- el movimiento de la línea melódica
- el timbre de los instrumentos - maderas (marrón)
-viento (gris)
2. Musicograma en caja de zapatos: Se reparte a los alumnos varios dibujos que identifiquen la obra escuchada. Una vez decorada la caja y las ilustraciones, deberán unirlas con un hilo, unir uno de los extremos a la tapa de la caja de zapatos y otra al fondo. Una vez terminado, iremos abriendo poco a poco la caja para que se vayan viendo los dibujos a medida que suena la música.
3. Figuras de barro y plastilina: Consiste en realizar con arcilla diferentes figuras que intenten representar lo escuchado. Un ejemplo de audición para trabajar esta actividad puede ser la obra “ROARATORIO”. Una variante sería modelar libremente según las texturas al ritmo de la música y al final observar el resultado de la propia obra, ,junto a las de los demás compañeros.
4. Juego de los cartones: Esta actividad consiste en apoyar con ilustraciones de obras pictóricas (reales o inventadas por los alumnos) una audición musical. Con diferentes formas, colores, tamaños, etc intentaremos conducir a los alumnos durante el transcurso de la obra musical. Un ejemplo sería “CUADROS DE UNA EXPOSICIÓN” Mussorsky.
5. Dibujo improvisado: Consiste en plasmar con dibujos, formas y colores, las sensaciones o sentimientos provocados al escuchar una obra musical por primera vez.
6. Música PC: Utilizando el soporte del ordenador y el programa Power Point, los alumnos visualizarán a medida que escuchan una obra musical, los movimientos de la línea melódica, los instrumentos musicales que aparecen, y otros elementos formales.
La primavera llegó,
el invierno ya se marchó
y las flores muy bellas son.
Los pájaros van cantando,
las nubes se van marchando
que llueva… es primavera.
Ante todo lo anteriormente expuesto, podemos concluir observando que la audición musical activa se puede practicar en la escuela desde la educación infantil, siempre que la obra se adecúe al nivel de desarrollo de los niños/as, y las actividades sean motivadoras, despertando en ellos el interés por escuchar música de todas las épocas y de todas las culturas.